domingo, 1 de agosto de 2010

Castillo de Llordá

El castillo de Llordá,  fue comprado por Arnau Mir de Tost y su esposa Arsenda en el año 1033 al Conde Ermengol II de Urgel, constituyéndose como el centro de operaciones desde el que el noble acometió la conquista del Montsec.
Ya se tenían noticias de éste lugar antes del año mil, según atestigua una de las torres, y se constituye gracias a Arnau, en uno de los pocos ejemplos de castillo de claro caracter residencial, no militar.
Asentado sobre una inexpugnable cresta rocosa, reforzó su lado más débil con una muralla de barranco a barranco que la cerraba. En dicho primer recinto se encontraba un pequeño núcleo habitado, junto con la iglesia de San Sadurní. El segundo recinto tiene forma triangular y se adapta a la orografía, donde vemos marcado en rojo el cuerpo de guardia. Y el tercero lo constituye el área residencial propiamente dicha, que se articula alrededor de un pequeño patio tras una rampa lateral de acceso.

Podemos rodearlo con cuidadito por el noroeste. Vemos la torre más entera de las tres que presidían la entrada al recinto del castillo.

Está como para asaltarlo...

Visto de atrás muestra una solidez imponente, según me contará la guía después, se ha mantenido fiel a su diseño desde el siglo XI, sin reforma ni influencia estilística de ningún tipo.
Por cierto, el entorno está impoluto.

Al entrar vemos a nuestra izquierda el cuerpo de guardia y la torre en su extremo.

En frente, un lugar crucial para entender a un personaje clave en la historia de Cataluña. Un noble que no dudó en epatar a los de su clase construyéndose una residencia al más alto nivel. En un escarpado lugar de dificil acceso, desde donde se divisa el gran circo montañoso que rodea la Conca Dellá como desde ningún sitio.

Aquí vemos su distribución:1-Cuerpo de guardia 2-Patio de armas 3-Salón de la planta noble 4-Estancia de Arsenda(las mujeres no tienen permitido el acceso al salón) 5-Dormitorio 6-Patio interior.En azul se resalta la parte más antigua del castillo.

Visto de frente, la primera planta la ocupaba una bodega enorme, realmente grande; a su lado la cancillería donde se guardaban los objetos más valiosos.
La planta noble constaba del salón y de una estancia destinada a Arsenda, donde sin estar en el salón, gracias a su ventana se enteraba de todo. Como la historia ha desvelado, se trató de una mujer culta y de gran influencia en las empresas de Arnau.

Desde el patio se accede a la cocina, a la torre, a la planta noble, y a la bodega por ésta puerta.

Tras la puerta de la cancillería vemos la bodega. El hecho que estén al mismo nivel responde a que la bodega no ha sido excavada todavía hasta su nivel original, con lo que originalmente la cancillería no era accesible desde la bodega más que por medio de escalera.
Nótese como cosa curiosa la losa que adintela la entrada bajo el arco. La puerta de la cancillería sólo se cierra por dentro, de manera que una de dos: O disponía de una salida secreta para el que la cerraba, o la más probable: siempre había un soldado dentro de guardia.(Aquí se guardaban las cotas de malla, las armas, y lo de más valor, guía dixit).

El castillo está completamente vacío, por lo que no me voy a prodigar en fotos del interior, aparte de que es mi intención que lo vean ustedes por sí mismos.
Junto a la cocina existía lo que parece ser un silo, pues no se halló entrada para dicha estancia.
De algún modo parece que accedían al grano desde la cocina. Una cocina cuyo hogar es quizá el único de su siglo que se ha conservado tal cual. Sobre él dormían los señores para aprovechar el calor, que aquí, mucho no se pasaba.
Uno de los símbolos de status presentes es la letrina situada en el dormitorio, éste se cubre con bóveda de cañón como el resto de las estancias del castillo.

A la planta noble se accedia por una escalera que desembocaba en una galería sobre el patio.

Desde la misma tenemos unas espléndidas vistas.

Vemos aquí la entrada a la estancia de Arsenda desde el salón.

Los tres ventanales geminados, de los que se ignora el diseño del parteluz, fueron reconstruídos con arreglo al que se medio conservaba. Los arcos están realizados en piedra tosca, como sucede también en la iglesia. Sobre éllos se abren cuatro estrechos ventanales de medio punto.

El arranque de arco que se ve, ha dado a pensar que quizá el castillo tuviese una falsa, lo que está a la vista es que los techos son muy altos.

Y hasta aquí la visita guiada que ha durado una hora aproximadamente y me ha costado 3´70 euretes.
Existe un "pack" de visita a Mur y Llordá por un precio ridículo.

Ahora veremos la iglesia, aquí me hago la guía "de casa". De estilo lombardo  y tres naves, conserva un trozo del muro que separaba la principal de la de la epístola; así como parte de su campanario.

Entre el campanario y la nave apreciamos una ventana cruciforme. A su izquierda, parte del muro de la antigua abadía, que a primeros del siglo pasado todavía se medio conservaba. Como arrancaba desde el risco hasta el nivel de la iglesia, ya no digo dónde están las piedras.

Se aprecia en la parte superior del muro de la nave central el arranque de los arquillos ciegos que la decoraban.

Aquí vemos el arranque del ábside de la nave de la epístola, los ábsides se descubrieron recientemente pues estaban colmados de tierra.
Se han colocado unas barandas que yo he superado con precaución, para prevenir caídas.

Como puede verse, la caída no sería menor...

El campanario fue reparado de urgencia como casi todo el castillo, pues estaba por caerse.

Su exterior es muy estético.

Pueden cotejar el estado actual del castillo, que se empezó a restaurar en el 1997, con el que tenía a principios del siglo pasado.

Imagen bajo licencia Commons, original de Gustau Erill i Pinyot
Visita recomendada donde las haya, es un lugar difícil de olvidar con unas vistas impresionantes.

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La soledad.

Son las cinco de la tarde de un sábado de los de julio en el castillo de Llordá.
La guía me indica que vamos a esperar un poco antes de iniciar la visita por si se añade más gente.
 Para romper el hielo, le comento el "multitudinario" éxito de la jornada de puertas abiertas del Museo de la Conca Dellá, y posterior visita al yacimiento de Basturs ; jornada que tuvo lugar hace muy poco y que se saldó con veinte visitas... -"Pues imagina la frustración de los que lo organizan..."-me dice-.-"Ya..."-le contesto.
Para más inri, la prensa provincial se hizo eco de la noticia, mejor hubiera sido no decir nada, pues es más motivo de vergüenza que otra cosa el escaso interés de la gente ante uno de las zonas palentológicas más importantes a nivel europeo.
El tiempo pasa y aquí nadie acude, por lo que la amable guía decide iniciar la visita.
-"La primera que hago personalizada"-afirma, algo resignada- "Bueno-le contesto-para todo hay una primera vez". Lo cierto es que me siento algo ridículo, pues es una situación que no esperaba en absoluto.
Cuando estamos por la mitad del recorrido se presenta una pareja, a los que emplaza a esperar a que termine conmigo.
Camino del aparcamiento, que sólo ocupan tres vehículos, escucho a lo lejos las explicaciones de la guía y no puedo dejar de tener un sentimiento que mezcla perplejidad y soledad a partes iguales.