jueves, 22 de octubre de 2015

La miel en la Litera (II)


Los dos siguientes colmenares son bastante populares en la zona por hallarse cerca del camino. De la ruina del primero quedan los muros exteriores y parte del interior.

Voy a explicarles lo que no ven: los agujeros de las paredes estaban unidos por unos travesaños de madera sobre los que se asentaban las colmenas de caña en posición horizontal. Todo éllo techado como revelan las marcas del envigado en el muro de la derecha.

Pueden verse unas escaleras talladas para acceder a otro nivel en la roca que le sirve de apoyo.

Junto al colmenar se halla el aljibe llamado "del Oro", de más que mediano tamaño, la tradición oral dice que el agua era dulce de tantas abejas como acudían allí a beber.


Cuando el colmenar estaba en funcionamiento presentaba una imagen similar a este otro, que no está en la Litera sino en un perdido rincón de la Ribagorza, y que utiliza el mismo sistema.
Por increible que parezca y a pesar de su abandono de décadas, aun se encuentra en su interior miel seca y colmenas habitadas.


Este otro era de respetable entidad y las colmenas se disponían en una batería hecha de argamasa.




Veremos ahora unos aljibes en lugares poco accesibles excepto para los insectos. Todos éllos tienen aledañas cavidades o superficies planas donde situar las colmenas.
Aquí se ubican tres sobre la cresta rocosa.


En este otro se picaron los canalillos siguiendo la forma de la roca que lo soporta.



Aquí vemos otro ejemplo de dificil localización y que cuenta con un largo escalón tras de sí donde se situaría el colmenar.



En esta pequeña roca se encuentran otros dos, vemos su escalera de acceso tallada en la parte izquierda.


Aquí el primero.

Y el segundo en el otro extremo con sus canalillos.

Y hasta aquí esta segunda parte, en la tercera veremos los que quizá sean los más antiguos de la Litera.
Sutiles trazas en las rocas nos hablan de colmenares más que medianos, que superan con creces la producción doméstica, junto con silos asociados, que revelan por otro lado su ocupación por el hombre.

martes, 20 de octubre de 2015

La miel en la Litera (I)



El anticlinal Barbastro-Balaguer da a la comarca de la Litera paisajes de una belleza estética natural que nunca me cansaré de recomendar por su grandeza y singularidad.
El progreso agrícola ha provocado el abandono de todos aquellos bancales encajonados entre los estratos casi verticales a favor del cultivo extensivo del cereal. Es por éllo que muchas zonas se presentan baldías y en completo abandono, ya que formaban parte de una agricultura de borriquillo, y en algunos casos ni siquiera eso, era menester bajar las aceitunas a hombros de un bancal a otro.
Es triste decir esto pero hemos salido ganando todos con esta transformación, ya que fauna y flora han vuelto a ocupar estos lugares.
Lugares de los que me considero enamorado y a la vez temeroso por su falta de protección a nivel ambiental, vamos, que el quiere corta una encina cuando le parece para ganar un metro de tierra.
La propia configuración de las rocas junto con la flora melífera dan un entorno ideal que el hombre aprovechó desde muy antiguo.
Los colmenares más simples aprovechaban los huecos que la erosión provoca en las areniscas para posicionar allí las colmenas, otros en cambio eran más complejos y de mayor entidad precisando de cierta infraestructura.
Esto va a costar un poco de "ver" ya que las colmenas, por sus propios materiales, abandonadas a su suerte se van degradando hasta desaparecer por completo o casi. Es por ello que los restos más claros de las mismas serán por lo general del siglo pasado a lo más alargar.
La más común de las abandonadas es la cuadrada de madera rematada con una chapa en su parte superior, de las que se encuentran innumerables ejemplos desperdigados por la zona.


Pueden apreciar que sobre la tapa que las cubre se colocaban piedras o ladrillos macizos. Es lo único que queda en algunos casos y delata su antigua presencia. Como en la imagen siguiente donde aparecen ladrillos y piedras en las cavidades.



El siguiente colmenar, aparte de ser un capricho de la erosión natural, se delata por sí solo mostrando la escalerilla de acceso a la parte superior, donde se asentaban las colmenas. Sí, me he subido a esta escalerilla, cuyo abandono de décadas la hace asaz precaria, para comprobar los restos. Y no, no se usaba para subirse a los olivos, ya que aquí lo que se utiliza es la escalera de caballete que es bastante más corta.


Dentro de una cabaña excavada en la roca encuentro otra escalerilla similar, muy fina y ligera, y aunque no hallo resto alguno de las colmenas, veo sin embargo otro elemento revelador: un pequeño aljibe.

A escasos metros de la cabaña se aprovecha una cavidad natural para usarla de aljibe, puede verse a la izquierda de la imagen el canalillo picado en la roca para recoger y guiar el agua. Seguramente en este caso las colmenas ocuparían la parte superior.
Y es que las abejas consumen mucha agua cuando están produciendo la miel, y su productividad aumenta desde el mismo momento en que no deben desplazarse lejos en esta seca comarca para ir a beber.
Esto explica los pequeños aljibes que se encuentran en sitios de dificil acceso y que iban asociados a las colmenas. También veremos ejemplo de éllo en la segunda parte.

Otra escalerilla abandonada tras el estrato indica un colmenar cercano, aunque me es imposible verlo desde donde tomo la imagen, no estará lejos.

En las cavidades del lado sur todavía queda una antigua colmena.


Es una colmena hecha de caña de disposición horizontal, sus extremos están rematados por sendas tapas de yeso.

Y sí fue un colmenar pues en la cavidad adyacente se ven tejas, usadas para asentar las colmenas. Nótese que el acceso a las cavidades sólo es posible por medio de una escalera.




Las hubo muy similares de madera, aunque ya más modernas, como se aprecia en estos restos.

El siguiente ya muestra cierta infraestructura y quedaba cerrado, aunque desde el sur sólo puede intuirse.

Dentro quedan ladrillos y piedras junto con restos de las cañas de las colmenas.

Un muro con puerta pegado a la roca cerraba el colmenar por el otro lado.




Si seguimos la cresta por encima del colmenar se encuentra su aljibe.


Del siguiente tan sólo se conservan las marcas en la roca.




Podemos ver dos cavidades y sobre éllas las marcas de asiento de un envigado ligero, la primera cavidad es ciega mientras que la segunda es pasante.

La roca ha sido cortada para acceder a una pequeña cornisa en su lado sur, donde existen dos cavidades más que yo interpreto como aljibes de apoyo al colmenar.



Y hasta aquí esta primera parte, en la segunda veremos otros más complejos y alguna curiosidad.