viernes, 29 de octubre de 2010

Nadie en Sant Just

Sant Just era un poblado de origen medieval, deshabitado desde hace un siglo por lo menos.
Su acceso hoy en día es relativamente sencillo desde Áger y no reviste dificultad. En la ortofoto podemos ver en el promontorio donde se situa, las casas que todavía se alzan en pie con sus rediles adyacentes.

El camino lo corta el rio Fred de Pui, un riachuelo que puede ir crecido, luego sólo es apto para todoterreno. A pie se llega en media hora escasa.
El antiguo camino está flanqueado como varios de la zona por un muro rematado por lajas inclinadas, desde él disfrutaremos de unas espléndidas vistas como las de esta panorámica.

Llegamos a la primera casa, orientada al mediodía.

Vemos aquí su establo.

Esto es la cocina, donde falta la pica de la que vemos los soportes, la estantería conserva todavía el marco de un platero de madera.

El hogar ocupa una pequeña estancia, núnca hubo luz eléctrica aquí.

Y aquí la discreta decoración interior de la sala. Realizada estampando con una esponja los colores sobre el yeso blanco.

Me dirijo ahora a la parte alta.

Una amplia placeta ocupa la parte superior del poblado, donde vemos otra gran casa.

En élla pueden verse aun estos hornos, pues había que hacerse el pan.


Una pequeña iglesia daba también a la plaza, a su lado debió haber una gran casa, hoy en día derruída.

Es ésta una excursión que no esconde grandes misterios, aunque el paraje natural, sobre todo la vegetación del río Fred de Pui con notables ejemplares vale la pena disfrutarlo, así como las vistas sobre el valle.

Yo tengo cierta fe en que la naturaleza núnca abandona a sus criaturas, ántes les aguarda en un rincón inesperado para darles sus más dulces frutos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Arqueología de sofá, whisky y cigarrito

Hoy, que no hace día de salir, haremos arqueología de sofá, whisky y cigarrito. Para éllo nos valdremos de una poderosa herramienta como es el visor del Icc, indispensable para hacerse una idea del cambio en el ámbito rural y en la piel del pais, un cambio de una brusquedad del que no todos somos conscientes.

Voy a mostrales unas tomas cercanas a donde resido, donde se cotejan las imágenes de un vuelo del 2010 y otras del 1956/57. Para empezar vemos la huerta de Penella.
El pantano acabó por inundarla toda.

Los llanos del monasterio de Vallverd y huerta de Tragó de Noguera.

Todo quedó en abandono.

¿Y el poblado de los obreros de la presa?, que tantos esfuerzos costó, ¿que fué de él?.

Fue que no fue nada....

Para ver hasta qué punto ha desaparecido el poblado, me traslado hasta las inmediaciones del embalse. En la imagen vemos la antigua disposición de los barracones, en rojo he marcado la cantina, el único y escaso vestigio que se mantiene.

Desde la misma entrada, vemos como todo ha sido tomado por la vegetación.

En este plano general, vemos asomar la cantina timidamente, del resto, nada queda.

Aquí vemos la barra de la cantina, escondida entre una espesa maleza. Maleza en la que todavía podemos encontrar algún manzano de los que crecían en los huertos, ahora abandonados, que rodeaban el campamento.
Mi abuelo, pantanero, no entendería seguramente qué hago hoy aquí, ni creo que hayan vuelto a este lugar muchos de los que trabajaron. Primero porque de éllos, muchos ya no están, y segundo porque pocas ganas les quedarán a los que aun sobrevivan, visto el drama humano que vivieron.

Para terminar, el vuelo del 2010, nos muestra una impresionante vista de San Vicente en Finestres, con el pantano de Canelles casi lleno, el agua atraviesa la muralla para formar una laguna interior donde nadan los sueños de la aventura.

martes, 12 de octubre de 2010

Castillo de Les Sitges

La historia de éste magnífico castillo, arranca en el siglo XI a partir de una torre cuadrada originaria, y se desarrolla a lo largo de los tiempos conservando su diseño y función militar, cediendo más tarde a favor de un uso residencial aristocrático.
Jaume, el guía que lo abre el primer domingo de cada mes y mantiene su web, es una enciclopedia andante, y nos descubre aspectos del castillo que sólo un verdadero conocedor del tema puede desarrollar con la fluidez que él lo hace, luego la visita es muy recomendable.
No es poco el daño que Hollywood ha hecho al conocimiento de la vida en las fortalezas, trataremos de remediarlo un poco en ésta entrada, donde repararemos en pequeños detalles, principalmente arquitectónicos, y en su función dentro del edificio.
La ortofoto nos muestra los tres principales edificaciones del núcleo: el castillo, la casa solariega de origen medieval, y la ermita románica con un discreto camposanto, a la que no podemos acceder, ya que están hartos de que les entren furtivamente a pesar de estar vacía, y no es visitable. No en vano, el castillo está protegido con alarma. Es lo que tenemos por aquí...

La casa adyacente es muy robusta, con un fino trabajo de cantería, que se aprecia en los dinteles y jambas interiores, fruto de una reforma realizada sobre el siglo XVII.

En su planta baja, pueden verse los antiguos depósitos de aceite y los toneles de vino.

En la cocina, vemos los antiguos hornillos de carbón y una goma de butano, pues hasta el siglo pasado, alguien habitó la casa.

Dos picas monolíticas.

Y el hogar.

En el salón podemos observar los vanos abocinados de las ventanas, con sendos asientos en cada flanco, donde se sentaban antiguamente las parejas a formalizar sus noviazgos.

Las esquinas de las jambas en la primera planta, están achaflanadas y presentan este detalle en su base.

Una conducción de piedra, recogía el agua de lluvia de la cubierta, llevándola a este pozo-aljibe que vemos desde el exterior.

Al pozo podía accederse desde la primera planta, vemos como en época moderna se añadió un canalón más de recogida de agua, bastante escasa en la comarca.


El castillo tiene su entrada en el lado sur, podemos ver en la fachada los restos de los ventanales góticos geminados, asomando sobre los dinteles de factura renacentista. También vemos los taludes, reforzando la muralla.

La defensa de la puerta, que originalmente se presenta elevada, para protegerla de arietes, quedaba resuelta por un matacán sobre su vertical, y una aspillera lateral. Las ménsulas de los merlones, soportaban un eje metálico del que basculaban las puertas que cubrían los espacios del almenado.

En esta vista desde el oeste, vemos una reconstrucción virtual de sus defensas.

Las ménsulas de la torre, soportaban una casamata, con su correspondiente cubierta. Las puertas basculantes de las almenas, se abrían empujando su parte inferior con el pie, ya que las manos debían ocuparse del arco o la ballesta.

Las aspilleras originales, con el tiempo, fueron ensanchadas en su base, convirtiéndose en troneras, esto es, aptas para disparar desde éllas con armas de fuego.


Las estancias del castillo, se distribuyen desde un patio central, por aquí entramos a la sala noble.

El amueblado del castillo es escaso, es lo que queda tras numerosos expolios, fruto del abandono a que estuvo sometido durante largo tiempo.

Salvo la cocina, ninguna estancia del castillo tenía una función claramente definida, ya que dicha concepción es mucho más moderna. Así que en verano se vivía donde se estaba más fresco, y en invierno viceversa. Siendo así, el salón lo mismo servía para un baile, que para un juicio o recepción oficial. Es por ello que los muebles eran escasos, (nada de las grandes mesas de las películas) y se utilizaban caballetes para adecuar las salas a los eventos. El hogar era muy importante como símbolo de status, la habitación de invitados también cuenta con uno.

No voy a enseñar las otras estancias, pues para eso está la visita; el espacio entre la torre y el cubo de la muralla, se fue techando con el tiempo, tal como aumentaron las necesidades de espacio, creándose nuevas estancias secundarias: alcobas, comedor, etc.
De camino a la terraza, que mira al sur, vemos la entrada original románica de la torre, que se encontraba como mínimo a ocho metros del suelo. El agujero que vemos sobre élla, estaba destinado a una polea para elevar la puerta, pues era levadiza.

Desde la terraza vemos el patio interior del castillo y la torre, que al parecer no es visitable.

En la terraza podemos fijarnos en dos detalles: la entrada al matacán, y la conducción de recogida de agua, soportada por ménsulas, que recorre el perímetro de la muralla.

Normalmente, los merlones de los castillos aparecen restaurados y consolidados, no era así en el medievo, pues no eran un elemento fuerte de defensa, sino débil. La razón estriba en que no deben ofrecer asidero para cuerdas o garfios a los posibles asaltantes, luego sus piedras no se rejuntaban con argamasa como el resto de la muralla, sino que eran mero acopio del último elemento ofensivo del que disponían los inquilinos. Ante un ataque, y como solución extrema, se desmontaban para ser arrojadas sus piezas sobre los intrusos.
Los que se ven en la parte superior izquierda de la imagen, así lo atestiguan, pues no han sido restaurados.

El agua de lluvia bajaba por éste colector que vemos restaurado modernamente con chapa, era de piedra originalmente, cerraba la esquina y desembocaba en una cisterna.

Ya he dicho ántes la gran importancia del agua en ésta comarca, modernamente, también se instaló otro colector de aguas en la parte trasera del castillo, que alimenta dos cisternas, como vemos en la imagen de su cara norte.

Visita recomendable donde las haya, el Castillo de les Sitges, es uno de esos monumentos injustamete desconocidos a los que merece mucho la pena acercarse.


Y si les sobra tiempo, no dejen pasar la ocasión de visitar el de Florejacs, a escasos kilómetros de éste. De propiedad particular, no dejan hacer fotos del impresionante patrimonio que alberga.
Sus colecciones: armas, botellas, abanicos, sombreros, trajes de época, pero sobre todo la de juguetes antiguos, son de un valor dificil de ponderar por lo alto.
Contiene asimismo muebles de incalculable valor, de factura única muchos de éllos, con decoración pictórica renacentista y barroca irrepetible.

El castillo de Florejacs centra una villa cerrada con varios portales de acceso, de clara estructura medieval. La visita guiada de una hora, nos va a saber a poco, tantos son los detalles y objetos que atesora, así que no se lo pierdan.