domingo, 12 de octubre de 2014

Nadie en Soliveta

Soliveta es un despoblado ribagorzano cercano a Colls y como aquel, abandonado en los setenta, permanece semioculto entre los pinos con los que se repoblaron estos montes en aquellos años.
La maleza es exhuberante y el deterioro del núcleo muy avanzado.
Aun así, con la precauciones que el acto requiere, puede visitarse al ser de muy fácil acceso.
Al llegar vemos la entrada a la calle entre la escuela y una gran casa.

A nuestra derecha queda la iglesia con el cementerio anexo tomado por la selva.
Las casas son altas, de dos plantas y falsa, y tienen un generoso volumen. Por su cercanía a la pista, el expolio las ha dejado limpias y sin rastro de vida humana. Aquí una cocina...
Y aquí el desagüe.
El poblado estaba bastante cerrado al exterior, con varios portales y macizos muros con escasos y pequeños vanos aspillerados.


La jungla lo cubre todo como ya me advirtió mi amigo Cristian Laglera, que de despoblados ha visto unos cuantos.
La espesura provoca que la calle se haga húmeda y oscura.

Desde el balcón se aprecia el nivel de invasión vegetal.
Hubo corriente eléctrica.


Una boca de horno se halla sorprendentemente en una segunda planta.
Y aquí vemos los servicios de la escuela, es decir una letrina con su asiento de madera.
Tomar fotografías aquí es complicado pero la iglesia ya representa un reto... La maleza la rodea y se adueña de todo.
Este es un templo de nave única con espadaña de doble ojo. Dispone de una sacristía adosada en el lado sur donde se situa también su entrada. La bóveda se ha derrumbado en el tramo occidental y su ábside lo centra un vano de arco monolítico y doble derrama bajo una imposta biselada.
El hastial arranca desde un nivel inferior a la nave siendo éste de gran altura.

En la jamba de nuestra derecha se aprecia una cruz grabada.


El interior está revocado y pintado, aunque en el vano el revoco ha sido picado.

Tras el ábside se encuentra el cementerio aunque intransitable debido a la espesa maleza. Se halla a nivel superior rematado por un murete que deja un estrecho pasillo entre aquel y el templo.



Vemos aquí el vano con su arco donde se grabaron líneas imitando las dóvelas.

El pasillo se cierra al inicio de la nave con una pared con desagüe en su base. Tras ésta se aprecia un cercado del lado norte con entrada por el oeste.
El ábside se apoya sobre un zócalo y en su alero existían cinco canecillos. Sobre estos existen varias piezas molduradas que recorren todo el alero.
El primero ocupa el extremo norte muy desgastado y liso.
El segundo acusa también la erosión aunque algo menos.
Aquí se han tratado las imágenes para resaltar los escasos detalles.

El tercero y cuarto serían expoliados ya en su día y tan sólo quedan los asientos.

Y el quinto... Tomé unas fotos con zoom de donde teoricamente debería estar el quinto con estos resultados...

Volví a mirar las fotos cuando ya tenía intención de irme...irme sin llegar a verlo... Así que como soy bastante o muy cabezón no se me ocurrió otra cosa que trepar por la hiedra ábside arriba a desbrozar lo que pudiese.
Bajo la maleza aparece un ajedrezado que yo diría que ha estado oculto durante décadas.
Así lo dejo.
Ya satisfecha mi cabezonería y con las manos como las del Ecce Homo, termino mi visita.
Por el camino de vuelta las vistas sobre la Ribagorza son tan preciosas que lamenta uno no poder volar.

5 comentarios:

Syr dijo...

La historia dejó nombres de mujeres y hombres a los que se tildó de cabezones mientras iban en pos de lo que luego resultó ser grandes descubrimientos. Hacer intrépidas rutas para mostrar el románico inaccesible y desconocido es tu gran mérito. Tus primicias, no son sino tu recompensa y nuestro deleite.

Un abrazo

Cristian Laglera dijo...

Magnífico reportaje. Especialmente significativas las imagenes del ábside, practicamente inédito.

Un abrazo.

Rubén Oliver dijo...

Gracias por tu comentario Manuel...Un abrazo.
Gracias por tu comentario y tus indicaciones Cristian.

Baruk dijo...

Preciosa entrada.

Felicidades Rivi, este románico que nos muestras, a pesar de antiguo, es un románico recién estrenado!!

No todo el mundo hace de spiderman para conseguir rescatar del olvido lo que tanto tiempo lleva abandonado!

Un abrazo

Rubén Oliver dijo...

Baruk: La escena era un poco chusca: apoyado en un pie metido en una fisura del muro y con una mano agarrado a la hiedra y con la otra como los orangutanes rompiendo ramas...Está alto eh, pero valió la pena.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.