Vimos como la nueva moda rasgaba ventanas para convertirlas en balcones, dando un caracter más abierto a la introvertida casa mudéjar heredera de la tradición islámica.
Casa Falces es un buen ejemplo de ello, muy reformada, su estado actual es bastante precario.
Los carteles que la D.G.A. va instalando anualmente junto a lugares destacables, nos "venden" Casa Queraltó como la típica casa solariega aragonesa con su mirador de arquetes en la falsa.
Nada más lejos de la realidad, la Casa Queraltó es un palomar infecto cuyos desechos hacen literalmente intransitable la calle.
Por otro lado, los bajos de ésta casa han sufrido una total remodelación, por lo que son irreconocibles.
La Casa Chías, construida posteriormente en el corral de la anterior, presenta una notable forja en balcones y puertas.
A pesar de las bienaventuranzas del cartel su estado tampoco es que sea muy aceptable que digamos.
Junto a Casa Valonga hallamos esta otra:
Nótense sus dinteles, único ladrillo "visto" de la fachada, pues ya se revocó toda.
La falsa ya no presenta mirador y ventila con varios vanos cuadrados.
Nótese en sus dóvelas el fino trabajo de alabastro.
Su puerta es un bello remate del conjunto.
Casa Raso es otro magnífico ejemplo de casa solariega con reminiscencias renacentistas y barrocas.
La falsa alterna óculos ovoides y romboidales. Su porche es impresionante.
Vemos aquí su porche con el potente envigado que lo soporta, al lado, una puerta lateral.
Nótese el zócalo de piedra sillar presente en la fachada sin revocar, a la antigua usanza.
Casa Puyal guarda el mismo estilo que la anterior con una espaciosa galería.
Su falsa queda separada del resto de la fachada por una generosa cornisa que parece descansar sobre las pilastras clásicas que adornan las jambas.
En éste caso se alternan para su ventilación óculos lobulados y romboidales.
Hallamos ésta otra en total abandono. Donde destaca su portada.
Casa Fabián y Casa Montañés sorprenden gratamente por su cuidada conservación.
Mantienen las dos detalles mudéjares pues ambas son casas bien antiguas.
Vemos aquí su impecable rafe de madera y su trabajado mirador de arquetes de doble rosca unidos por dos impostas, las mismas que lo separan del resto de la fachada.
La portada se ha conservado en ladrillo seguramente como la original.
Ésta arquería de rosca simple muestra sobre sí un trabajado alero en teja y ladrillo.
Un doble friso de esquinillas, atavismo medieval, la separa de la impecable fachada.
Casa Quilet es una pequeña joyita barroca de obligada visita en Azanuy.
Su fachada queda enmarcada entre dos pilastras de corte jónico que alcanzan una alta cornisa. Sobre élla se alternan óculos ciegos con diáfanos separados por varias ménsulas, en las que hallamos ciertos amorcillos o angelotes soportando el alero.
Nótese la decoración en friso de tacos en los bajos de los balcones, el cable eléctrico, muy desafortunado.
Y terminaremos nuestro pequeño recorrido con una casa que a nadie deja indiferente creo yo.
Se trata de Casa Guilleuma, construída en 1695 en Fonz.
Sus molduras dan dinamismo a una fachada impresionante.
La segunda planta complementa la elegancia de la primera adintelando con arcos conopiales que superan la útima cornisa penetrando en el barroco alero de media caña.
Las pilastras que dividen su fachada se rematan con figuras talladas en piedra.
Al igual que el ayuntamiento, su fachada delantera muestra tres alturas, mientras que su parte posterior para superar el desnivel precisa de siete.
Las webs municipales tampoco se prodigan en información.
Información que ampliaremos y compartiremos gustosos si podemos sumar el aporte de la amabilidad de algún lector.
Nos han quedado en el tintero para una futura ocasión muchas casas que sería prólijo describir y mucha historia que sería prólijo contar.
Les animo a que la descubran por sí mismos, abriendo los ojos ante estos testimonios históricos de futuro incierto.
Las reformas modernas y el abandono, cuando no la demolición, pueden hacer que se hallen como el que suscribe: con la foto de una casa en la mano y un solar vacío delante. No demoren mucho su visita pues.