lunes, 13 de octubre de 2014

Santa María d'Ares


Muy cerca del castillo de Sant Llorenç de la Roca d'Ares se hallaba el priorato femenino de Santa María, un edificio del que me hablaron hace tiempo como de una "casa templaria" o algo así...nada claro.
Buscando en la web algo hallo mas no su situación exacta, así que me voy a la aventura a buscarlo por la zona.
Desde el castillo veo dos masías abandonadas con sus corrales cuyas piedras no son otras que las extraidas del conjunto sobre el que me hallo.

En la vertiente frente al castillo aunque algo alejada veo otra cuya apariencia es de corral de ganado más que de otra cosa. No tiene camino y debo atravesar varios campos para llegar a élla con muy poco convecimiento y escaso ánimo.
Ante esta imagen mi desazón es completa y empiezo a pensar que he hecho el panoli, que me he metido en camisa de once varas, que igual hasta voy totalmente contradirección y que así no se puede ir..en plan de "a ver qué me encuentro"... de que no voy a hallarlo a menos que alguien me indique.
Sin embargo al entrar al cercado...
Sillares...
Dóvelas...
Y una cruz grabada.

Sobre élla una fecha.
Entro en lo que sería un establo con retales de sillares bien escuadrados entre mampuesto.
El estiercol del suelo me indica que esto es refugio de pastores y se guarda el rebaño ocasionalmente.
El cercado tiene una divisoria que supero para ver el flanco sureste del edificio.
Un potente envigado soporta un techo que cubre un espacio dividido por un piso de madera.
En el muro este se aprecian varias cruces.


Así como algunos sillares biselados.
A estas alturas ya tengo claro que estoy sobre mi objetivo. Penetro en el techado hasta su límite norte donde compruebo el notable cambio del aparejo y material en el muro.
Por donde el piso ha cedido trataré de meter la cabeza, no sin cierto riesgo pues está todo muy precario.
Mirando hacia el oeste veo lo que sería el hastial de un templo románico centrado por una ventana cruciforme en la que se abrió una entrada.
A los lados pueden verse los arranques de su bóveda.
Restos de un fajón en el muro norte nos indica que la nave se dividía en dos tramos.
El ábside ha desaparecido totalmente y la vegetación exterior impide aventurar si queda algún resto a nivel de suelo. Si nos fijamos en esta imágen del interior de la esquina noreste se aprecia  un tímido vestigio del inicio del ábside.
También en el muro norte se abre un óculo fuertemente abocinado. Por fuera un espeso zarzal y tierra acumulada impiden por el momento verlo.
Ya satisfecha mi curiosidad, desando los cinco kilómetros de pista que he recorrido desde que se inicia el camino entre un bosque que este año se ha llenado de gran variedad de hongos y de gentes que los recogen.
En el mapa del visor del Sigpac la masía se identifica como la del "Batlle"(alcalde), y queda a mano derecha poco antes de llegar frente al castillo, crece un chopo tras élla.
En parte y no sé por qué, me gusta que estén estos restos tan visibles y a la vez tan ocultos a las miradas lejanas.

domingo, 12 de octubre de 2014

Nadie en Soliveta

Soliveta es un despoblado ribagorzano cercano a Colls y como aquel, abandonado en los setenta, permanece semioculto entre los pinos con los que se repoblaron estos montes en aquellos años.
La maleza es exhuberante y el deterioro del núcleo muy avanzado.
Aun así, con la precauciones que el acto requiere, puede visitarse al ser de muy fácil acceso.
Al llegar vemos la entrada a la calle entre la escuela y una gran casa.

A nuestra derecha queda la iglesia con el cementerio anexo tomado por la selva.
Las casas son altas, de dos plantas y falsa, y tienen un generoso volumen. Por su cercanía a la pista, el expolio las ha dejado limpias y sin rastro de vida humana. Aquí una cocina...
Y aquí el desagüe.
El poblado estaba bastante cerrado al exterior, con varios portales y macizos muros con escasos y pequeños vanos aspillerados.


La jungla lo cubre todo como ya me advirtió mi amigo Cristian Laglera, que de despoblados ha visto unos cuantos.
La espesura provoca que la calle se haga húmeda y oscura.

Desde el balcón se aprecia el nivel de invasión vegetal.
Hubo corriente eléctrica.


Una boca de horno se halla sorprendentemente en una segunda planta.
Y aquí vemos los servicios de la escuela, es decir una letrina con su asiento de madera.
Tomar fotografías aquí es complicado pero la iglesia ya representa un reto... La maleza la rodea y se adueña de todo.
Este es un templo de nave única con espadaña de doble ojo. Dispone de una sacristía adosada en el lado sur donde se situa también su entrada. La bóveda se ha derrumbado en el tramo occidental y su ábside lo centra un vano de arco monolítico y doble derrama bajo una imposta biselada.
El hastial arranca desde un nivel inferior a la nave siendo éste de gran altura.

En la jamba de nuestra derecha se aprecia una cruz grabada.


El interior está revocado y pintado, aunque en el vano el revoco ha sido picado.

Tras el ábside se encuentra el cementerio aunque intransitable debido a la espesa maleza. Se halla a nivel superior rematado por un murete que deja un estrecho pasillo entre aquel y el templo.



Vemos aquí el vano con su arco donde se grabaron líneas imitando las dóvelas.

El pasillo se cierra al inicio de la nave con una pared con desagüe en su base. Tras ésta se aprecia un cercado del lado norte con entrada por el oeste.
El ábside se apoya sobre un zócalo y en su alero existían cinco canecillos. Sobre estos existen varias piezas molduradas que recorren todo el alero.
El primero ocupa el extremo norte muy desgastado y liso.
El segundo acusa también la erosión aunque algo menos.
Aquí se han tratado las imágenes para resaltar los escasos detalles.

El tercero y cuarto serían expoliados ya en su día y tan sólo quedan los asientos.

Y el quinto... Tomé unas fotos con zoom de donde teoricamente debería estar el quinto con estos resultados...

Volví a mirar las fotos cuando ya tenía intención de irme...irme sin llegar a verlo... Así que como soy bastante o muy cabezón no se me ocurrió otra cosa que trepar por la hiedra ábside arriba a desbrozar lo que pudiese.
Bajo la maleza aparece un ajedrezado que yo diría que ha estado oculto durante décadas.
Así lo dejo.
Ya satisfecha mi cabezonería y con las manos como las del Ecce Homo, termino mi visita.
Por el camino de vuelta las vistas sobre la Ribagorza son tan preciosas que lamenta uno no poder volar.