Hoy proponemos otro paseo dentro del término municipal de Baldellou, de donde partimos siguiendo los indicadores hasta las Cuevas del Salgar.
Situadas a dos kilómetros del pueblo, las componen una serie de cavidades junto a un estrecho y frondoso barranco.
En 1988 el señor Joan Rovira descubrió las pinturas rupestres que fueron estudiadas en 1993 por Maria José Calvo en su tésis doctoral. No es posible el acceso a las mismas sin material de escalada, aunque ya se nos advirtió en aquel entonces de su mal estado, siendo sus trazos muy ténues.
Existe una vía ferrata para acceder a la cavidad central, la más amplia. Siendo precavidos y sin hacer el tonto el acceso no presenta demasiado problema.
Asidos a la sirga, iniciamos el ascenso por una grieta con resalte que presenta la pared.
Ya casi llegando el suelo se hace muy liso y pulido, por lo que en tiempo húmedo mejor ni acercarse.
Este es el último paso para acceder a la cueva, una cadena paralela a la escala nos dará seguridad.
En el lado derecho existe un pequeño cubículo a modo de puesto de vigilancia, desde dicho lugar vemos por donde hemos subido.
Y si miramos hacia adentro vemos el fondo de la cueva hacia adonde voy a desplazarme.
Dejo atrás la cadena que me ayudó a subir y me interno.
La vista sobre el bosque es muy amplia, ni que decir tengo que aquí no se oye otra cosa que el canto de los pájaros y de lejos. Este es un lugar muy recogido.
La cueva no es profunda y tras unos metros llegamos a su fondo desde donde se tomó esta imagen.
Y echamos otra vez mano de la cadena para descender.
De la antigüedad de la ocupación humana de estas tierras dan testimonio estos útiles que veremos de dos periodos distinos. Aparte del particular, al que agradecemos la deferencia de enseñarnos su colección, nadie antes había visto estas piezas.
Las que se ven en las cuatro primeras imágenes pertenecen, creémos, al periodo Paleolítico Superior(30.000-9.000 a.d.C):
Aquí vemos una punta de flecha con escotadura y otra en hoja de laurel que creémos pudieran ser del periodo Solutrense(22.000-16.000 a.d.C.), ambas piezas han sido retocadas por presión.
Y ésta es sin duda otra magnífica pieza, un cuchillo de cuidadoso tallado del mismo periodo:
Nótese en ésta macro el retoque por presión del filo.
Lo frondoso y tranquilo del paraje hacen de esta excursión una delicia, lejos del mundanal ruido podremos disfrutar de la fauna y abundante flora de la zona que además está impoluta.(hasta ahora).
Cerca de la Torre del Salgar, a corta distancia, se hallan dos notables ejemplares de cornicabra (Pistacia terebinthus), a pesar de estar entre los mayores de España, en la página del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón (Árboles Singulares de Aragón),todavía no se han enterado.
Puede accederse con turismo,(con tiempo seco y precaución), hasta muy cerca de las cuevas, pero lo ideal es un todoterreno pues el camino es durillo. También podemos hacer un acercamiento y terminar el recorrido a pie, el paseo vale la pena.
Situadas a dos kilómetros del pueblo, las componen una serie de cavidades junto a un estrecho y frondoso barranco.
En 1988 el señor Joan Rovira descubrió las pinturas rupestres que fueron estudiadas en 1993 por Maria José Calvo en su tésis doctoral. No es posible el acceso a las mismas sin material de escalada, aunque ya se nos advirtió en aquel entonces de su mal estado, siendo sus trazos muy ténues.
Existe una vía ferrata para acceder a la cavidad central, la más amplia. Siendo precavidos y sin hacer el tonto el acceso no presenta demasiado problema.
Asidos a la sirga, iniciamos el ascenso por una grieta con resalte que presenta la pared.
Ya casi llegando el suelo se hace muy liso y pulido, por lo que en tiempo húmedo mejor ni acercarse.
Este es el último paso para acceder a la cueva, una cadena paralela a la escala nos dará seguridad.
En el lado derecho existe un pequeño cubículo a modo de puesto de vigilancia, desde dicho lugar vemos por donde hemos subido.
Y si miramos hacia adentro vemos el fondo de la cueva hacia adonde voy a desplazarme.
Dejo atrás la cadena que me ayudó a subir y me interno.
La vista sobre el bosque es muy amplia, ni que decir tengo que aquí no se oye otra cosa que el canto de los pájaros y de lejos. Este es un lugar muy recogido.
La cueva no es profunda y tras unos metros llegamos a su fondo desde donde se tomó esta imagen.
Y echamos otra vez mano de la cadena para descender.
De la antigüedad de la ocupación humana de estas tierras dan testimonio estos útiles que veremos de dos periodos distinos. Aparte del particular, al que agradecemos la deferencia de enseñarnos su colección, nadie antes había visto estas piezas.
Las que se ven en las cuatro primeras imágenes pertenecen, creémos, al periodo Paleolítico Superior(30.000-9.000 a.d.C):
Aquí vemos una punta de flecha con escotadura y otra en hoja de laurel que creémos pudieran ser del periodo Solutrense(22.000-16.000 a.d.C.), ambas piezas han sido retocadas por presión.
Y ésta es sin duda otra magnífica pieza, un cuchillo de cuidadoso tallado del mismo periodo:
Nótese en ésta macro el retoque por presión del filo.
Lo frondoso y tranquilo del paraje hacen de esta excursión una delicia, lejos del mundanal ruido podremos disfrutar de la fauna y abundante flora de la zona que además está impoluta.(hasta ahora).
Cerca de la Torre del Salgar, a corta distancia, se hallan dos notables ejemplares de cornicabra (Pistacia terebinthus), a pesar de estar entre los mayores de España, en la página del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón (Árboles Singulares de Aragón),todavía no se han enterado.
Puede accederse con turismo,(con tiempo seco y precaución), hasta muy cerca de las cuevas, pero lo ideal es un todoterreno pues el camino es durillo. También podemos hacer un acercamiento y terminar el recorrido a pie, el paseo vale la pena.