sábado, 25 de septiembre de 2010

Torre de Vallferosa

Imponente, única y maravillosa, así es amigos la torre de Vallferosa.
Ésta obra maestra de la arquitectura militar europea del siglo X, alberga desde hace diez siglos el único suelo románico conservado hasta hoy en día del que se tenga noticia. Es por éllo y por otros detalles que resulta ineludible su visita.
La sensación que nos invade ante la valla que cierra la pista hasta la torre es de total perplejidad, pues no la vemos en el horizonte. Tratamos de tomar altura dando un paseo en medio de un verdor absoluto, mientras esperamos al guía, pero no la vemos por ninguna parte. Una vez cruzada la entrada, descendemos fuertemente pista abajo, lo que todavía nos descoloca más, y es que la torre está a cota baja.
Para ponernos en situación, vemos en el plano topográfico unidos por una línea los vértices de las montañas que la superan; y en azul, el campo visual del que dispone.

Propiamente hablando la torre no es una sino dos, ya que el exterior que vemos no es más que un encofrado, forro añadido a la torre originaria, construída sobre el año 970.
Ésta segunda fase provoca una profunda reforma en la que nos centraremos, dando a la torre un carácter más ofensivo, y añadiendo elementos que la singularizan respecto a las de su tiempo.
Una tercera fase la culmina ya en pleno siglo XI, sobre el a.1050.

La torre original disponía de cuatro plantas con letrina en la tercera, terraza, y una entrada situada a 6´12 metros de altura, alcanzando los 23 en total.
La segunda fase la recreció hasta los 30 actuales, elevó la entrada hasta los 7,78 metros, dotando a la terraza de 16 merlones y doce cadalsos intercalados repartidos en dos niveles. Se construye además, aprovechando el forramiento, un cajón de escaleras móviles de acceso directo a los cadalsos.
En la tercera fase, se recrece en grosor y aboveda la primera planta, se aboveda asimismo la planta de defensa, y se construyen arcos diafragmáticos de sostén bajo cada uno de los pisos.
Ya dentro, empezamos a ascender.

Alcanzada la tercera planta, vemos mirando hacia abajo el óculo que remata la bóveda de la primera.

Y el vano de la letrina, que quedó condenada por el forro externo. Parece que hubo otra en la quinta planta, que asimismo quedó anulada en la tercera fase por la construcción de la bóveda.

Seguimos hacia arriba.

Los elementos que la acertada restauración ha añadido son todos desmontables, de modo que no alteran la estructura original de la torre.
Alcanzada la cuarta planta, tenemos ésta prespectiva.

Y ya sobre nuestras cabezas el piso original románico de la quinta planta, cuyas vigas se apoyan sobre el arco por un lado y se insertan en el muro por el otro. El retallo de ésta planta fue colmado cuando se bovedó la misma en la tercera fase, con objeto de sostener la terraza.

Los travesaños se situan en círculos concéntricos, yo diría que son de madera de oxicedro, aunque no puedo asegurarlo con total certeza.

En época indeterminada se contruye una escalera interior pegada al muro de la torre, de la que se conservan un par de tramos.

No podemos continuar más hacia arriba, pues a la planta de defensa sólo se accede desde el cajón de escaleras móviles, que asímismo, carece de comunicación alguna con las otras plantas. Su misión es el acceso de los soldados a sus puestos, sin perturbar en exceso la privacidad de los inquilinos.

El cajón de escaleras no es apto ni para claustrofóbicos ni menos para indecisos, su verticalidad y estrechez, nos mantendrán literalmente emparedados entre torre y forro durante todo el ascenso en un ambiente asaz sombrío, donde no oiremos otra cosa que no sea nuestra propia respiración.
Aquí vemos el cajón de escaleras con la distribución de las mismas.

El arranque.

Sobre el primer tramo de escaleras.


Y aquí mirando hacia abajo, desde algo más de la mitad del ascenso.

Por aquí accedemos a la primera línea de cadalsos.

El acceso a los cadalsos está formado por estrechos vanos, a cinco de los superiores, se accede por un hueco cuadrado de tan sólo 40 centímetros de lado con no poca dificultad.
Estaban unidos entre éllos por un balcón corrido a modo de casamata para cada nivel.
La parte lígnea de los cadalsos, la formaban no menos de seis vigas hincadas en sendas cajas laterales formando un espacio triangular que podía cerrarse en su parte inferior por una trampilla.
Fueron diseñados para la defensa vertical, ya que no permiten el uso del arco o la ballesta. Su primitivo diseño queda patente por el hecho de formar parte de la fábrica, siendo esto un grave inconveniente en caso de ser incendiados, cosa que los maestros lombardos corrigieron en Fantova, donde aquéllos podían arrojarse de la torre dado el caso.
Si llevamos unos prismáticos con nosotros, veremos como increiblemente todavía en las cajas quedan vigas de los antiguos cadalsos.

Abandonamos la planta de defensa por una estancia situada en el segundo nivel de cadalsos en dirección a la terraza.

Todavía nos queda un tramo de escalas por una estrecha chimenea hasta la trampilla.

Como soy el primero de la mañana en subir, mi acompañante no se ha atrevido, el guía me indica que deje la trampilla abierta...el caso es que va fuerte y no se abre, quisiera hacer fuerza con la otra mano, pero la situación no aconseja soltarse, así que ahí me veo forcejeando en la oscuridad unos minutos, hasta que al fin cede. En la imagen la vemos al fondo antes de subir a la última plataforma.


Como ya indiqué antes, la torre está a baja cota, con lo que la vista desde la terraza es sobre un bosque fragoroso de salvaje belleza, que no decepcionará a los amantes del senderismo y del contacto con el medio natural.

Mirando hacia el sur, vemos a los pies de la torre la ruina consolidada de la iglesia de San Pedro, construída por los jesuítas en 1698, y que reaprovechó los restos del castillo según leémos en el dintel de la entrada. Y los restos del pueblo entre la vegetación, que llegó a tener 40 casas, de las que quedan 4 o 5 de las más grandes y sólidas.

En la siguiente imágen de Joan Vilá Vilá, vemos Vallferosa en el año 1929.

La iglesia tiene curiosos detalles que les invitamos a descubrir.

Así quedó grabado el dintel de su entrada.

El acceso al campanario ha sido tapiado, más que nada para que no roben las tres gárgolas que quedan, no es por otra cosa, no vayan a pensarse.

El pueblo se halla en ruinas practicamente, aunque puede visitarse sin gran riesgo y ver las grandes casas que resisten en pie.

No voy a cansarles con la historia de las manos por la que fue pasando el castillo, pues pueden hallar abundante información en la propia página web de Vallferosa, eso sí, si no conocen el idioma catalán se tendrán que fastidiar ustedes, es lo que tiene ser turista donde no se ha pensado en él.

La visita cuesta cinco euretes que nunca se verán tan bien empleados, se lo aseguro. Un gran cartel junto al aparcamiento ofrece información sobre la torre y el entorno,(en catalán, claro). A pesar de que, según el guía la torre recibe muchas visitas, el entorno está muy limpio y bien conservado.
Es conveniente asegurarse vía teléfonica de la apertura del recinto ya que puede sufrir variaciones. Normalmente sucede el primer domingo de cada mes.
Pueden ver en video, filmado por el que suscribe, siguiendo éste enlace a Youtube. parte del descenso de la torre, y tener una idea más clara de lo que es ésta maravilla.
Y aquí, un video sobre el proceso de rehabilitación.

Para saber más sobre detalles técnicos de la torre:"La Obra maestra de la arquitectura militar de los reinos y condados hispanos del siglo XII" de Bernabé Cabañero Subiza.(Profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza).

Visita que les recomiendo efusivamente, y al que no se atreva a subir, yo mismo le guío y acompaño, por que yo aquí tengo pensado volver.
No me digan que no es hermosa...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Vandalismo en Covet


El funesto motivo de esta entrada, no es otro que el reseñar el incalificable acto vandálico que ha producido en su portada daños irreparables.

La fascinante portada de la iglesia de Covet, cuyo grupo escultórico es de una ejecución magistral, presenta varias caras en sus esquinas achaflanadas, caras de las que me he preguntado muchas veces cúales fueron los modelos.
Muestran una expresión seria y adusta, nos miran desde una perspectiva que roza el milenio.

¿Quienes fueron éstos hombres y por que se retrataron en la entrada del lugar sagrado?. ¿A que se debió semejante privilegio?...

En la siguientes imágenes pueden cotejar el daño inflingido, dos años escasos las separan:
Lo han visto, ¿no?, pues las siguientes mirenselas bién, porque en Covet no las verán más: han desaparecido.


Ésta era una de mis preferidas...snif...(sollozo).

Pues nada, a los autores mi enhoramala, ya habeis tocado el cielo de los botarates profundos.
Y a los que "gestionan" nuestro patrimonio, como presuntos garantes del mismo, mi enhoramala también, palmadita en la espalda y a otra cosa, mariposa.

Aviso a navegantes: A pesar del cartel, el domingo tarde no se presenta el guía (comprobado el 15 y 22 de Agosto de 2010).