Los arqueólogos de salón, babuchas y pastitas de té, tenemos claro que de la ignorancia a la erudición puede mediar una sencilla búsqueda de
Google.
Es por éllo que este buscador se convierte en una herramienta imprescindible cuando se trata de mostrar cierto conocimiento sobre un tema del que no tenemos ni pajolera idea.
Este proceder consigue a veces que dejemos el ordenador de lado para coger un libro, aunque en otras sucede al contrario y nos ahorra una visita a un lugar llamado biblioteca y que nos es ligeramente hostil en tanto no podemos en él ni beber, ni fumar, ni reclinarnos.
En esta nueva "himbestigación de
chaise longue" consultaba el
Madoz acerca de la localidad de
Alcampell y mi curiosidad se fijó en estas líneas:
"A tres cuartos de hora de la población pasa el arroyo Jalaqué que viene de Baells y va a terminar cerca de Castillonroy;
es de poco caudal y de curso incierto, pero a temporadas da impulso a las ruedas de tres molinos harineros, y facilita el riego de una porción de huertos casi suficientes para la misma".
Estos molinos harineros, yo que vivo en la zona y algo me he movido, no recuerdo haberlos visto núnca.
Así que hago un barrido por las ortofotos del
Sigpac para localizarlos con nulos resultados. Sin embargo en la capa topográfica marca dos edificaciones en una pequeña zona con abundante vegetación y que se mantiene inculta y abandonada.
Los edificios apenas se ven en la ortofoto a causa de la maleza.
Los molinos están a distinto nivel de manera que el segundo recibía el agua del primero.
Es pues el momento de ponerse el chaleco multibolsillos de "
himbestigar" y salir a ver qué hay.
Lo que encuentro al llegar al punto es lo que parece una balsa con una presa de piedra en su extremo.
La presa tiene una estrecha toma de agua construída en piedra con sillares bien tallados, tapiada cuando el molino entró en desuso. Una verja protegía la entrada a modo de filtro impidiendo la entrada de ramas y suciedad en el cubo.
¿Pero que es el cubo de un molino?
El cubo de un molino de idem es un depósito que almacena el agua a modo de columna de idem, para aumentar la presión de la misma sobre el rodezno y por ende el rendimiento de la molienda. Debe volverse a llenar el cubo tras su vaciado para aprovechar al máximo el potencial gravitatorio del líquido elemento.
Podemos ver aquí a grosso modo como el agua que sale por la botana mueve las aspas del rodezno y éste transmite su movimiento a la volandera que gira sobre la muela durmiente que permanece fija.
Los dos que veremos están construidos en piedra con un trabajo de cantería más que mediano. Son externamente cuadrados y semejan pequeñas torretas.
El que toca a la balsa y que ven bajo estas líneas conserva un zócalo escalonado. Por dentro consisten en sendos pozos circulares.
Poco antes de llegar a la boca del cubo la toma se cubre con ladrillo.
Para ver el cubo de muy cerca no se me ha ocurrido otra cosa que meterme en el estrecho canal de piedra que da bien justo para andar de frente.
El suelo de la toma se escalona poco antes de entrar en el cubo.
Debe haber unos diez metros de profundidad...
Y aquí el cierre de su boca.
Desde lo alto de la torreta veo a la derecha el edificio adosado al primer molino practicamente demolido, que presenta retales constructivos de época variada.
Se conservan ciertos grafitis que representan las ruedas del molino.
Al acercarme adonde se molía compruebo como unicamente se ve la boca de la botana, faltando las muelas y toda la maquinaria.
Vemos aquí el otro lado del cubo y parte de la presa que poseía cierta toma a fin de desviar el agua para el riego.
Me dirijo al segundo molino andando por el centro del canal que lo alimentaba, al fondo se entrevé parte de la presa. Presa que también presenta cierto aliviadero usado cuando no se molía.
Se aprecian remiendos en ladrillo macizo.
En este caso la entrada de agua al cubo es muy amplia.
Y ya subido a la torreta veo el cubo por un lado...
... y por el otro la ruina del edificio, donde ¡oh sorpresa!, se aprecia una de las muelas.
Desde unos metros el segundo molino se ve tal que así.
Aquí se ve la boca del cárcavo por la que se evacuaba el agua, hoy totalmente colmada por el escombro.
Me acerco hasta la muela y veo el harnero a su lado, que era donde se depositaba la harina.
La muela está compuesta de una dura argamasa en la que se insertaron pedazos de
sílex.
El eje metálico que atraviesa la rueda me hace deducir que la que falta es la volandera y estoy ante la durmiente.
A pesar de que el escombro cubre practicamente todo el suelo, me atrevo a decir por lo visto que en éste se conserva el rodezno todavía y seguramente parte de su maquinaria, toda vez que bajo abundante ruina.
No he llegado a encontrar el tercer molino, hay que tener en cuenta que la zona ha cambiado mucho y es fácil que haya desaparecido.
Y ya viendo que la "himbestigación" ha dado frutos satisfactorios, nada más que añadir, salvo un poco de hielo a un whiskete bien ganado.
Trago que degustaré con deleite leyendo unos textos que les recomiendo si desean ampliar su información sobre el tema:
Revista de Estudios sobre Sierra Mágina: "Los Molinos de rodezno de la huerta de Pegalájar: inventario de inmuebles y sus bienes muebles"
y Revista Demófilo de cultura tradicional Nº14-1995: "Los molinos de Pegalájar: una histórica industria en torno a la Charca".
Esta entrada se ha editado a posteriori para incluir un texto extractado del trabajo
"Los molinos de la comarca de la Litera", que se presentó en el Primer Congreso sobre Molinología del año 1995 en Santiago de Compostela.
Gentilmente me lo ha hecho llegar
Juan Rovira Marsal, coautor junto a
José Manuel Naval Carceller.
En dicho trabajo se identifican los molinos como los de "Falaguer", y me informa Juan Rovira que la maquinaria del de arriba se halla expuesta en una plaza de Alcampell.
Dice así:
"La acequia alimentaba una balsa (bassal) de planta triangular, de la que partía un canal de sillería, abierto, de 12 metros de largo, 1,6 m. de alto y 0,5 m. de ancho que desembocaba en un cubo (cup) cilíndrico y vertical de 10,5 m. de profundidad y 1,5 m. de diámetro. La zona exenta del cubo está protegida por una pared frontal con buenos sillares de piedra arenisca escalonados en talud y a su pié se encuentra el edificio molinar.
El agua hacía girar un rodezno (rodet) que probablemente a principios del siglo XX se substituyó por una turbina metálica de 1 m. de diámetro que movía dos muelas (moles), una de piedra arenisca y otra de pedernal, de 1,40 m. de diámetro y 20/23 cm. respectivamente de grosor. El Molí de Dalt, el principal, molturaba entre 3 y 6 meses al año. El agua que salía del cárcavo, vertía a una pequeña acequia que desembocaba en la balsa del molino inferior. El Molí de Baix tenía una sola muela de piedra francesa de pedernal y molturaba menos de tres meses al año. El rodezno era de madera y medía 1,5 m. de diámetro".
Fotos:N95 y Panasonic.