La erosión meteórica de la arenisca juega en contra de los que como yo, seguimos la huella de nuestros antepasados en los roquedales donde buscaron amparo. Las trazas de aquella vida se hacen cada vez más difusas y su interpretación precisa de observación atenta y pausada reflexión.
Voy a mostrarles aquí cuatro ejemplos de la comarca del Somontano de Barbastro en la que abundan los roquedos de arenisca.
La marca de la casa al abrigo de la roca suele tener su mayor signo en el apoyo de las vigas, como vemos en la imagen siguiente.
Lo que vemos bajo estas líneas es un arnal y de los grandes. Casi podría decirse que era una pequeña industria de la miel.
El arnal tiene tres niveles comunicados por escaleras.
En la ortofoto del Sigpac se aprecian con claridad.
La entrada al primer nivel es por medio de un pequeño túnel.
Aquí vemos el asiento de las colmenas, fotocopia de otro que tengo localizado en la Litera.
Por aquí accedemos al tercer nivel.
En el extremo sur existía un recinto techado que les he marcado.
En el extremo norte una caseta adosada cubría el túnel de entrada. Las marcas del envigado delatan que practicamente toda la zona inferior estaba bajo techo.
Vemos aquí las marcas de la caseta adosada al norte.
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Aquí vemos otro conjunto bastante peculiar.
Tenía como mínimo tres recintos techados en el lado oeste que les señalo en amarillo.
Existen dos claros silos en el conjunto.
Vemos aquí el recinto central con su entrada cortada en la roca.
Este es el tercer recinto con un silo cuadrado donde crece un árbol dentro.
Esta curiosa entrada daba acceso a la parte este de la roca.
La parte inferior aparece picada de puntos y con ciertos encajes que me dan a pensar que se cerraba con una puerta de madera.
Subido a la cresta compruebo como la marca del envigado la recorre.
De lo que se deduce que toda la parte este estaba techada , todo lo marcado en amarillo.
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En este otro lugar se ven gran cantidad de entalladuras y marcas de viga.
En uno de los extremos de la cresta hallo una pequeña necrópolis de expolio reciente. Los expoliadores se han abierto paso por el agujero que ven en primer término.
Junto a las tumbas se halla esta entalladura.
Existen tres sepulcros, dos paralelos que vemos junto a la tierra de su expolio, y otro algo más separado.
No he podido encontrar hasta ahora noticia alguna sobre este sitio.
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Y para terminar veremos otra roca donde el hombre dejó la marca de la casa. Todo lo que verán estaba bajo un techo apoyado cuando estuvo en uso.
Una de las dos cavidades parece la destinada a las personas donde se ubicaba el hogar y una especie de pesebre que yo dudo que lo sea, ya que el pesebre lo veremos enseguida.
Al lado de lo visto se encuentra esta cavidad y dentro el pesebre.
En los separadores se taladró un pasante para atar a las bestias.
Y con esta hermosa muestra de paciencia y saber hacer doy por terminada esta entrada.
Todas las marcas en las rocas responden a una razón, el quid está en descubrirla.
Voy a mostrarles aquí cuatro ejemplos de la comarca del Somontano de Barbastro en la que abundan los roquedos de arenisca.
La marca de la casa al abrigo de la roca suele tener su mayor signo en el apoyo de las vigas, como vemos en la imagen siguiente.
Vemos aquí las marcas de la caseta adosada al norte.
Aquí vemos otro conjunto bastante peculiar.
Vemos aquí el recinto central con su entrada cortada en la roca.
Esta curiosa entrada daba acceso a la parte este de la roca.
De lo que se deduce que toda la parte este estaba techada , todo lo marcado en amarillo.
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En este otro lugar se ven gran cantidad de entalladuras y marcas de viga.
Junto a las tumbas se halla esta entalladura.
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Y para terminar veremos otra roca donde el hombre dejó la marca de la casa. Todo lo que verán estaba bajo un techo apoyado cuando estuvo en uso.
Una de las dos cavidades parece la destinada a las personas donde se ubicaba el hogar y una especie de pesebre que yo dudo que lo sea, ya que el pesebre lo veremos enseguida.
Y con esta hermosa muestra de paciencia y saber hacer doy por terminada esta entrada.
Todas las marcas en las rocas responden a una razón, el quid está en descubrirla.