Hace algo más de una década, se dió a conocer en la revista Bolskan la existencia de varios monumentos megalíticos en las inmediaciones de Benabarre: (Pilar Utrilla, Nuria Ramón, Isidro Aguilera, Fernanda Blasco y Mir Roy). Trabajo en el que apoyaré mi exposición.
El conjunto consta de tres tumbas de características constructivas distintas, lo que ya le da una rara singularidad.
Se ha barajado la posibilidad que delimitaran un "área funeraria".
De las tres citadas voy a visitar dos por ver su estado actual. Dejando el tercero por razones de tiempo para otra ocasión.
Están ambos sepulcros señalizados, aun así, por estar alejados del camino principal no está de más preparar el itinerario.
Como muy bien dicen los autores de la reseña, los sepulcros megalíticos, tanto por su monumentalidad como por su carga legendaria, han atraido la curiosidad y la codicia de las gentes a lo largo de los tiempos. Tienen pues al expolio como algo inherente.
A veces, los restos dejados por el expoliador dan fe de la antigüedad del mismo, como en el caso de los dólmenes de Cornudella de Baliera, donde se halló una moneda de la época de Fernando VII.
El de San Salvador se sitúa en la ladera sur de la montaña del mismo nombre.
Coronada por un antiguo edificio que fue hospital de leprosos al parecer, hoy día totalmente abandonado. El antiguo camino hacia la ermita, sólo accesible a pie, nos llevará hasta el primer sepulcro.
Aquí vemos el edificio, donde se han colocado unas mesas y bancos de madera.
Tras el vestíbulo vemos la entrada de su iglesia totalmente arruinada:
Como veis, el primero es un sepulcro de cámara simple, con abundantes restos del túmulo. Uno de lo extremos de la cámara presenta forma absidal, cosa que lo singulariza respecto a otros en el ámbito aragonés. Las dimensiones de la cámara son 2´20 por 1´16 metros, y el diámetro del túmulo a partir de la misma de 3 metros.
Aquí vemos la cámara:
Resulta dificil a veces, relacionar dichos monumentos con asentamientos y culturas concretas, ya que son reutilizados a lo largo del tiempo por gentes distintas a los que los construyeron.
Propiamente hablando, deberíamos hablar de arquitectura, más que de cultura megalítica.
Empezarían sus primeras manifestaciones a finales del neolítico, extendiéndose, como en su día éste de oriente a occidente. En la península, las manifestaciones más "puras" se hallarían a lo largo de las costas mediterráneas, siendo las del interior reflejo de la nueva costumbre pero con una menor entidad.
También habría una entrada por África, que extendería el fenomeno hacia Portugal y el área occidental peninsular.
Teorías hay varias afortunadamente.
El del Mas de Abad se halla señalizado poco antes de llegar a los edificios agrícolas, se sitúa en el extremo de una pequeña prolongación de la sierra.
Éste otro presenta dos partes diferenciadas, sepulcro: cámara y corredor, y túmulo, las dimensiones del cual son difusas. La cámara mide 1'80 por 1'90 metros, y el corredor rectangular 2'80 de largo por 1'2o de ancho. En la intersección entre ambos perdura una losa de la cubierta.
Esto lo que vemos al llegar:
Vista desde la cámara:
Vistas desde el corredor:
He hallado mi recorrido y los sepulcros totalmente impolutos afortunademente. Pido desde aquí el máximo respeto hacia éstas tumbas, que no es otro el que merece cualquier monumento funerario.
Así que por favor, no toquen nada en absoluto. No muevan piedra alguna.
No excaven ni busquen el tesoro, que siglos antes de nacer ustedes ya hubo quien lo hizo.
No se lleven ni traigan nada al lugar. Gracias.
Limitense pues a disfrutar del entorno natural sumamente bello; traten de respirar la magia de estos lugares milenarios. Fácil ¿no?.
El conjunto consta de tres tumbas de características constructivas distintas, lo que ya le da una rara singularidad.
Se ha barajado la posibilidad que delimitaran un "área funeraria".
De las tres citadas voy a visitar dos por ver su estado actual. Dejando el tercero por razones de tiempo para otra ocasión.
Están ambos sepulcros señalizados, aun así, por estar alejados del camino principal no está de más preparar el itinerario.
Como muy bien dicen los autores de la reseña, los sepulcros megalíticos, tanto por su monumentalidad como por su carga legendaria, han atraido la curiosidad y la codicia de las gentes a lo largo de los tiempos. Tienen pues al expolio como algo inherente.
A veces, los restos dejados por el expoliador dan fe de la antigüedad del mismo, como en el caso de los dólmenes de Cornudella de Baliera, donde se halló una moneda de la época de Fernando VII.
El de San Salvador se sitúa en la ladera sur de la montaña del mismo nombre.
Coronada por un antiguo edificio que fue hospital de leprosos al parecer, hoy día totalmente abandonado. El antiguo camino hacia la ermita, sólo accesible a pie, nos llevará hasta el primer sepulcro.
Aquí vemos el edificio, donde se han colocado unas mesas y bancos de madera.
Tras el vestíbulo vemos la entrada de su iglesia totalmente arruinada:
Como veis, el primero es un sepulcro de cámara simple, con abundantes restos del túmulo. Uno de lo extremos de la cámara presenta forma absidal, cosa que lo singulariza respecto a otros en el ámbito aragonés. Las dimensiones de la cámara son 2´20 por 1´16 metros, y el diámetro del túmulo a partir de la misma de 3 metros.
Aquí vemos la cámara:
Resulta dificil a veces, relacionar dichos monumentos con asentamientos y culturas concretas, ya que son reutilizados a lo largo del tiempo por gentes distintas a los que los construyeron.
Propiamente hablando, deberíamos hablar de arquitectura, más que de cultura megalítica.
Empezarían sus primeras manifestaciones a finales del neolítico, extendiéndose, como en su día éste de oriente a occidente. En la península, las manifestaciones más "puras" se hallarían a lo largo de las costas mediterráneas, siendo las del interior reflejo de la nueva costumbre pero con una menor entidad.
También habría una entrada por África, que extendería el fenomeno hacia Portugal y el área occidental peninsular.
Teorías hay varias afortunadamente.
El del Mas de Abad se halla señalizado poco antes de llegar a los edificios agrícolas, se sitúa en el extremo de una pequeña prolongación de la sierra.
Éste otro presenta dos partes diferenciadas, sepulcro: cámara y corredor, y túmulo, las dimensiones del cual son difusas. La cámara mide 1'80 por 1'90 metros, y el corredor rectangular 2'80 de largo por 1'2o de ancho. En la intersección entre ambos perdura una losa de la cubierta.
Esto lo que vemos al llegar:
Vista desde la cámara:
Vistas desde el corredor:
He hallado mi recorrido y los sepulcros totalmente impolutos afortunademente. Pido desde aquí el máximo respeto hacia éstas tumbas, que no es otro el que merece cualquier monumento funerario.
Así que por favor, no toquen nada en absoluto. No muevan piedra alguna.
No excaven ni busquen el tesoro, que siglos antes de nacer ustedes ya hubo quien lo hizo.
No se lleven ni traigan nada al lugar. Gracias.
Limitense pues a disfrutar del entorno natural sumamente bello; traten de respirar la magia de estos lugares milenarios. Fácil ¿no?.